PRESENTACIÓN y OBJETIVOS
Este seminario tiene como objetivo abordar el cine documental desde distintos aspectos, que son muy amplios, extensos y variados. Una documental incluye un espectro muy amplio. El registro documental incluye desde un corto a manera de crónica que dure minutos hasta una película de cuatro horas, como Hotel Termini, o Shoa de Claude Lanzmann que dura nueve. Desde el punto de vista que construye, puede tratarse de una película de compleja trama como Cabra marcado para morrer de Eduardo Coutinho o Los Rubios de Albertina Carri. o más lineal como La República Perdida de Rodríguez Arias que tiene una estructura estrictamente cronológica. Estas películas tan disímiles entre sí, son catalogadas en el extenso espectro que engloba "documentales". Eso demuestra que la falta de un territorio propio lleva al documental a inventarse nombres y a establecer distancias y relaciones novedosas en relación con su objeto y la creación.Por otro lado, el documental no tiene un público específico como los géneros cinematográficos. Y eso sucede porque el documental no es un género cinematográfico como en general se lo rotula. ¿Qué tiene que ver un documental de History Channel con Las playas de Agnes, una autobiografía de Agnés Varda con Tire Dié de Fernando Birri, Nanook, el esquimal, o Noche y Niebla de Alain Resnais sobre el Holocausto? No sólo difieren por la duración sino por el abordaje, temática, repercusión, objetivos, público… Sin embargo todos pueden llevar el rótulo de “documentales”. (Recomiendo ver todos los documentales nombrados, los iremos analizando a lo largo del curso)
En el contexto de este curso, desechamos pensar el documental como género y nos encontramos tras la idea de otras categorizaciones, divisiones por estilos, usos e incluso por otros modos de circulación. De esa manera, si bien es cierto que las clasificaciones son muchas veces ociosas, es necesario desbrozar el terreno para que cada uno pueda decidir dónde se para y qué camino elige a la hora de planificar o interrogarse sobre un trabajo documental. Este seminario, entonces, asumiendo la incorrección de algunos rótulos y la inexistencia de categorías puras, intenta una clasificación con la intención de analizar distintas posibilidades con la que cuenta la producción documental, fruto de los aportes teóricos, prácticas anteriores y contemporáneas de distintos realizadores, escuelas, tendencias y movimientos.
En reclamo de especificidades, las tendencias documentales toman como partenaires a las ciencias sociales, como el documental etnográfico, sociológico o político. Por eso, con más capacidades expresivas y de experimentación que las realizaciones de ficción, se implican otros saberes y terrenos.
Otr de los principales problemas del documental es tratar de remitir su campo al de la ficción. De hecho, no es más que a partir de ella, de su ausencia o de su demanda, que el documental intenta lograr una definición. O bien ejerce resistencias a la ficción narrativa en función de una supuesta objetividad o bien la exige para establecer una forma de la didáctica que subyace en la base de algunos documentales como por ejemplo los que se realizan para la televisión.
Para comenzar con el recorrido puntual sobre nombres, documentales, tendencias o estilos, el cine nace como documental, con las piezas de los hermanos Lumière de 1895: Llegada de tren a la estación Ciotat o Salida de obreros de la fábrica Lumière.
DILEMAS DEL DOCUMENTAL
1. EL DOCUMENTAL COMO FUENTE DE LA HISTORIA
Matuszewski, camarógrafo polaco de los hermanos Lumière, apenas dos años después de la aparición del aparato, destaca el valor del cine para documentar, archivar los sucesos históricos y la “cambiante faz de las civilizaciones”. A esos registros, los va a denominar con el término “documental” o “documentales representacionales” con la idea de darle carácter de fuente a esas imágenes, función que acerca el cine a la historia y una pieza vital en el ensamblado narrativo que va contando como “historia, el relato de un pasado. Es la primera vez que se denomina a esos cortos "documental". Y Matuszewski bautiza con esa palabra, pensadas en los albores mismos del comienzo del cinematógrafo:“Ni siquiera los relatos orales o los documentos escritos nos ofrecen el curso completo de los eventos que describen, pero sin embargo la Historia existe –verdadera, después de todo– en el amplio espectro, aún si sus detalles son frecuentemente distorsionados. Y el fotógrafo cinematográfico es indiscreto por profesión, a la pesca de alguna inauguración, su instinto frecuentemente lo hará adivinar dónde ocurrirán las cosas que más adelante se transformarán en causas históricas [...] Esa simple tira de celuloide impreso constituye no solamente una prueba de la historia sino un fragmento de la historia misma, y una historia que no se ha debilitado.”
El testimonio del camarógrafo de los Lumière propone dos cuestiones que sigue interpelando en la actualidad. 1. Que la historia existe en tanto un lenguaje que la relate y 2. Que la historia hasta ese momento sólo era contada por el texto escrito.
La imagen en movimiento si bien no ofrece un “relato completo” de lo que describe, compone un nuevo tipo de información diferenciada que complementa y enriquece el relato o la fuente escrita. Entonces, el surgimiento de la imagen cinematográfica alimenta y enriquece las fuentes de la historia, formando esas imàgenes parte misma de la historia. Marc Ferro, en una obra llamada Cine e historia habla del cine como una fuente rica y legítima de la historia. Sería uno de los primeros historiadores que le da un rango histórico al cine.
¿Cuánto nos dicen, por ejemplo, los cortos de los Lumiére sobre su tiempo?
La imagen revela, hace visible una preexistencia mediante el rescate de ciertos detalles que estaban marginados, que permanecían invisibles en el transcuro histórico. Allí, la tarea del historiador es encontrar rasgos comunes entre cadenas de hechos, establecer concomitancias más allá de las variables puntuales. Incluir imágenes en el significado de la historia implica aceptar que el sentido histórico no reside en una gran estructura sino en las discontinuidades. El significado de la historia debe concentrarse en eventos individuales, aparentemente marginados, insignificantes: detalles que el cine multiplica ya que la imagen logra amplificar, enfocar y ponerlos en primer plano. La posibilidad de incluir la imagen cinematográfica a los archivos históricos permite, no sólo tener nuevo material para ser interrogado sino poder reinscribir un nuevo orden de los objetos y los hechos residuales del pasado.
Las imágenes, dispuestas a comunicar sentido a perpetuidad presuponiendo un sentido variable susceptible a una interpretación, convierte al cine y al documental, en un agente dinamizador de la conciencia histórica. Idea que Walter Benjamin resume magistralmente de la siguiente manera: "La historia se descompone en imágenes, no en historias."
2. REALIDAD O CONSTRUCCIÓN DE LA REALIDAD.
¿El documental es una ficción?
El documental es un puente entre lo real y lo verosímil. Desde los bisontes dibujados en las cuevas de Altamira hasta los dinosaurios virtuales de Jurassic Park el ser humano ha exhibido una enorme vocación por representar fielmente la “realidad”. Inclusive en las recientemente descubiertas cuevas de Lascaux en Francia donde grandes pinturas rupestres recubren los muros con dibujos de animales, entre búfalos y toros, (los especialistas los llaman bóvidos), con 8 patas. Esos dibujos de la era paleolítica ya contenían una evidente vocación de mostrar el movimiento. De ahí que cada pata se duplica en su intención de lucir el desplazamiento del animal. Este hallazgo justamente está registrado por una cámara 3D por Werner Herzog en el documental que nombramos antes, La cueva de los sueños olvidados del 2011.
Hasta entonces, el paradigma tecnológico para representar la realidad ya inaugurado por Niépce y que conocemos como fotografía, a partir de 1895, tiene movimiento. Esa imagen fija, sucesivamente capturada por la acción de una manivela a un ritmo de 16 a 18 fotogramas por segundo, adquiere movimiento. Pero la descomposición-recomposición del mismo sólo permite hablar de una ilusión. Y sería un ilusionista de poca monta, un mago llamado George Melies quien primero entendería las posibilidades expresivas del nuevo medio acercando el concepto de cine-arte y cine-entretenimiento. Paradoja fundacional, entonces, el cine nace merced a la práctica de los Lumiére como el instrumento mejor dotado para reproducir la realidad tal cual es, pero lleva en su seno el estigma de la ficción, lo mismo que las producciones documentales.
A lo largo de este curso, haremos un recorrido por las prácticas documentales deconstruyendo sus condiciones de producción, las relaciones con otras disciplinas y su incidencia en la historia y la polìtica. También abordaremos algunos aspectos prácticos a través de consignas prácticas para ponerlas en tensión.
Bienvenidos, entonces, al Semlnario Documental, y a bucear en las posibilidades expresivas, estéticas y narrativas que el cine en esta modalidad, nos ofrece.